Wednesday, July 24, 2013

El Pan y la Palabra

Dios nuestro Padre conoce nuestras necesidades. Especialmente, El sabe de nuestra necesidad de recibir el alimento. Cuando no hay que comer, protestamos, murmuramos, nos ponemos de mal humor; y permanecemos así, hasta que alguién nos da de comer.

 Creo yo que uno de los negocios más rentables son los restaurantes, ya que la gente siempre tiene hambre y se detienen a comer a todas horas del día. La industria de la producción y distribución de alimentos, es una de las más necesarias en el planeta. Sino comemos, no vamos a ningún lado. Pero también recordemos que el Maestro dijo, “ No solo de pan vive el hombre.” Y eleva la Palabra que sale de la boca de Dios a la categoria del alimento que también alimenta al hombre.

 Asi que que nuestra hambre y nuestra sed es de dos tipos. Tenenos la necesidad de alimentarnos con comida pero también tenemos la necesidad de alimentarnos de y con la Palabra de Dios. La comida fortalece al cuerpo, la Palabra de Dios fortalece al espíritu. Necesitamos los dos alimentos: El Pan y la Palabra: La “papa”: Pa-n y Pa-labra.

 Y esto es lo que Dios nos proporciana a lo largo de nuestra jornada, es decir cada día de nuestra vida. Dios es también sembrador. El siembra la semilla de su Palabra para que crezca en nosotros y la distribuyamos a nuestro alrededor.

El mundo, está hambriento y sediento de Dios. Lo que pasa es que el mundo a veces, no sabe pedir o recibir el alimento de la palabra de Dios, e intenta satisfacer su hambre de Dios con una hamburguesa de McDonalds, o con una orden de tacos al pastor.

 En esto conciste ser fructiferos, fertiles, y fecundos, en ser buena tierra para que nazca y crezca en nosotros la semilla de la Palabra de Dios, que luego se convierte e alimento que alimenta a las almas hambrientas y sedientas que van por el mundo al encuentro del Señor.


Todos y cada uno de nosotros seremos juzgados, al final de nuestra vida, en base a nuestra responsabilidad o irresponsabilidad en el cumplimiento esta tarea, es decir, en nuestra capacidad para alimentar a otros con los dos alimentos. La más grande responsabilidad que Dios puso sobre nosotros es alimentarnos unos a otros con los dos alimentos: El Pan y la Palabra.

Es en el Sacramento de la Eucaristía donde se cumple este llamado de alimentar y ser alimentados. Vamos a Misa, es la Cena del Seños. La comida por excelencia. El Pan y la Palabra del cielo.

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