Saturday, June 19, 2010

Reflexión

Asi como ser marca al Ganado, las vacas y caballos para indicar a quien pertenecen; así también nosotros hemos sido marcados con un sello indeleble en nuestro bautismo para indicar que pertenecemos a Cristo Jesús.

Las lecturas de este domingo nos instruyen acerca de la unidad y de la integración que existe en todos los Cristianos. Auque tenemos lenguajes y culturas diferentes y venimos de diferentes naciones, todos participamos de la unidad en Cristo.

Así como Abraham, tambien nosotros somos herederos de las promesas que Dios hizo a su pueblo por medio de los profetas.

Y para unirnos a Dios debemos mirar a su Cristo y creer en Él y hacernos sus discípulos. Y esto requiere de esfuerzo personal y comunitario y hasta de sacrificios. Pero sin caer an el fanatismo religioso y o en la rigidez de las costumbres.

Dice el Maestro: “Si alguien quiere venir es pos de mi, deberá negarse a si mismo, tomar su cruz de cada día y luego seguirme.” Es un llamado a vivir las virtudes Cristianas de la alegría y la fortaleza. Negarse a si mismo, no significa volverse amargado o converstirse en victima de las circunstancias o de los demás. Negarse a si mismo significa optar siempre por el estilo de vida de Jesucristo, en sujetar los propios deseos y someterlos a la voluntad de Dios que es clara y sin rodeos: “Ama a Dios por encima de todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo.”

Y qué pasa cuando las cosas no van como nosotros queremos? Cuando las cosas no van bien? Si confiamos en Dios las cosas siempre irán bien, si confiamos en nosotros mismos, las cosás irán siempre mal. Porque nosotros somos muy malos e inclinados a la mentira y al auto-engaño además de padecer de muchos otros males, como la inclinación a despreciar a otros porque no piensan como nosotros o porque no se someten a nuestros deseos. La confianza en Dios significa someter nuestros deseos a la voluntad divina. Por ejemplo podemos y debemos hacernos estas dos preguntas: 1) Qué es lo que quiere Dios para mi? 2) Qué es lo que quiero yo para mi mismo? El deso y voluntad de Dios es muy claro. Es mi deseo y voluntad los que deben ser comparados con el deseo y voluntad de Dios. Es aquí donde se juega el destino final de mi vida que se construye y se edifica en los cimientos de mi propios deseos o en los cimientos de los deseos y voluntad divina.

Hoy vengo a Misa porque quiero escuchar la Palabra de Dios. Dios también quiere ser escuchado. En esta acción nuestra, hay correspondencia entre los deseos de Dios y mis deseos. Salgo de la Misa y todo lo que hago lo puedo examinar para ver si correspende con los deseos y voluntad de Dios.
Para estar en continua sintonía con Dios y su voluntad necesito orar, estudiar la Palabra, orar de nuevo y luego practicar esa Palabra; después volver a orar y estudiar la Palabra de Dios, orar de nuevo y luego practicar la Palabra de Dios.

Y cual es el incentivo o motivación para someter nuestra voluntad a este tipo de practicas? No sería esto una forma de limitar nuestro vida, achicandola? No, de ninguna manera. Dios no nos limita en nuestra actividad humana. Dios nos llena de su espíritu para darle vida derdadera a todo lo que hacemos. Y hay mucho espacio y posibilidades para nosotros aun inexplorados de la actividad humana para dar la Gloria a Dios. Porque el Cristiano debe estar presente en todos los ámbitos que tocan la vida: En la cultura, en la politica, en la educación, en las artes, en la ciencia, en los deportes, en los medios de comunicación, en el desarrollo de la economía, en la reforma social y legal… Etc. La vida del Cristiano no está limtada a la vida en la Parroquia. La vida del Cristiano y fiel discípulo de Jesucristo consiste en transformarse a si mismo para transformar el mundo en el que vivimos.

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