Ex. 14: 5-18
Cuántas veces te ha salvado Dios en momentos desesperantes?
Si todos y cada uno de nosotros, hurgamos en el archivo
histórico personal, familiar y empresarial (o comunitario), podremos extraer
memorias de algunas veces en las cuales Dios nos salvó de maneras providentes y extraordinarias, cuando parecía que ya todo estaba perdido y
pensabamos que ya no había esperanza.
Porqué nos salva Dios ?
Porque somos sus hijos muy amados, su pueblo, y el camino,
nuestro camino está plagado de peligros.
Moisés, dijo al pueblo asustado por el asalto que se
avecinaba por parte de todo el ejercito egipcio, con sus carros y caballos,
cuando estaban cerca de Piajirot y Baal-Sefón: “ No se asusten, permanezcan
firmes. Vean la obra de Yavé y como él los salva hoy.”
El acto de amor supremo del hombre-Dios que entregó su vida
y murió en la cruz, es un acto continuo de salvación para toda la humanidad. El
Hombre crucificado es un testimonio perene, histórico y visible de la obra de
Yavé. Cada persona humana que mira al crucificado con los ojos de la fe y la
esperanza, puede estar sugura del abrazo divino de la salvación personal. Una
salvación gratuita que no se adquiere con la inteligencia ni con la fuerza
humana, ni se puede compar con dinero, la salvación de Dios en su Hijo es
actual y es para ti y para mi, hoy en este momento.
Así como el Hijo de Dios se vació a si mismo de temores y
dudas y se confió totalmente a los designios de su Padre, así nosotros podemos
también vaciarnos de temores y dudas y confiar plenamente en Dios, a ejemplo de
su Hijo.
Jn. 20: 1-2, 11-18
El más grande misterio de la salvación, es la resurrección
del hombre llamado Jesús, la cuál fué primero presenciada por María Magdalena.
Este acontecimiento que irrumpió en la historia nuestra tiene alcances
cosmológicos y universales. Las luces y las olas que emanan de la resurrección
del Señor llegan hasta ti y hasta mi. Llegan hasta nosotros. Porque la
resurrección del Señor, es también la prenda segura de nuestra propia
resurrección.
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